Trump confirmó este lunes un segundo ataque contra una embarcación venezolana en aguas del Caribe. El presidente de Estados Unidos explicó que la operación se realizó contra presuntos narcotraficantes identificados como parte de grupos “extraordinariamente violentos”. El saldo fue de tres personas muertas, mientras que las fuerzas estadounidenses no reportaron bajas.
El mandatario afirmó que la acción se desarrolló en aguas internacionales y formó parte de la ofensiva contra organizaciones criminales que, según Washington, trasladan drogas hacia su territorio. En su mensaje, Trump advirtió que continuará persiguiendo a quienes considera responsables de introducir narcóticos que ponen en riesgo la vida de ciudadanos norteamericanos.
Un operativo con antecedentes recientes
Este ataque se suma al del pasado 2 de septiembre, cuando fuerzas estadounidenses destruyeron otra lancha proveniente de Venezuela y ligada al Tren de Aragua. En esa ocasión, murieron once personas. El operativo generó debate internacional por el uso de fuerza letal fuera de territorio estadounidense y por la ausencia de un marco legal claro que justificara la acción.
El despliegue militar de Washington en la zona incluye buques de guerra, submarinos y más de 4.000 efectivos desde agosto. El gobierno de Trump sostiene que el régimen de Nicolás Maduro opera como un “cartel del narcotráfico” y facilita el tránsito de drogas hacia Estados Unidos.
Reacciones desde Venezuela
El presidente venezolano Nicolás Maduro respondió acusando a Estados Unidos de preparar una agresión militar y ordenó la movilización de 25.000 efectivos en zonas fronterizas, además de convocar a civiles a incorporarse a la Milicia Bolivariana. Maduro insistió en que su país tiene respaldo del derecho internacional para defenderse ante lo que califica como acciones ilegales.
Las tensiones entre ambos gobiernos se han agudizado desde la ruptura diplomática en 2019. Con Washington señalando al Cártel de los Soles como organización terrorista y Caracas denunciando presiones militares, el Caribe vuelve a convertirse en un punto de fricción geopolítica donde las acusaciones de narcotráfico y las operaciones militares dominan la agenda.
