Cada interacción con un modelo de inteligencia artificial (IA) tiene un precio oculto: el ambiental. Detrás de los textos generados por plataformas como ChatGPT se esconde una infraestructura que demanda grandes cantidades de agua y energía eléctrica. Aunque para el usuario resulte una experiencia cotidiana, su operación tiene efectos tangibles sobre los recursos naturales.
De acuerdo con datos del Pew Research Center, alrededor del 25% de los estadounidenses han usado ChatGPT desde su lanzamiento en 2022. Este uso masivo ha despertado preocupación entre especialistas y académicos, quienes advierten que el desarrollo tecnológico requiere estrategias más sustentables.
El impacto invisible del consumo
Un análisis de The Washington Post y la Universidad de California en Riverside revela que la generación de un texto de 100 palabras necesita cerca de 519 mililitros de agua, cantidad similar a una botella. Si solo una décima parte de la población laboral de Estados Unidos utilizara esta herramienta cada semana, el gasto anual superaría los 435 millones de litros.

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El uso energético también preocupa. Cada respuesta de 100 palabras consume alrededor de 0.14 kilovatios/hora, suficiente para mantener encendidas 14 bombillas LED durante una hora. A gran escala, esta cifra se traduce en una demanda eléctrica equiparable al consumo de todos los hogares de Washington, D.C., durante 20 días.
Los centros de datos que permiten el funcionamiento de la IA generan enormes cantidades de calor, por lo que requieren sistemas de enfriamiento intensivo. En zonas con escasez hídrica, el proceso se sustituye por aire acondicionado industrial, lo cual incrementa el gasto energético.
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Mirar hacia un futuro sustentable
Ante este panorama, las grandes empresas tecnológicas anuncian medidas para reducir su huella ambiental. Microsoft planea abastecerse con energía nuclear, mientras Google promete reponer más agua de la que consume antes de 2030. Sin embargo, los avances aún resultan limitados frente a la urgencia del problema.
En última instancia, la IA ofrece ventajas notables, pero también exige responsabilidad. Su expansión debe acompañarse de innovación ambiental y un compromiso real con la sustentabilidad.