Abucheo para Donald Trump en su regreso al tenis marcó la final del US Open 2025. El domingo 7 de septiembre, el presidente de Estados Unidos acudió al Billie Jean King National Tennis Center, en Queens, para presenciar el duelo entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner. Su llegada alteró el protocolo habitual: el encuentro comenzó media hora tarde debido a los controles de seguridad y al cierre parcial de accesos, lo que dejó a miles de aficionados en fila mientras los jugadores ya peloteaban en la pista central.
La visita estaba confirmada desde dos días antes por la Casa Blanca. Trump asistió como invitado de una marca de relojes que patrocina el torneo y se ubicó en uno de los palcos de celebridades. Al ser mostrado en las pantallas gigantes, el público reaccionó con una mezcla de aplausos y pitos. Sin embargo, el abucheo más contundente se escuchó al término del primer set, cuando la imagen del mandatario volvió a aparecer en primer plano. La reacción fue tan notoria que Trump respondió con un gesto altivo y levantando el puño.

Tensiones en la organización y antecedentes
La presencia del presidente obligó a la policía de Nueva York a desplegar un operativo especial desde la noche anterior. Los alrededores de Flushing Meadows fueron inspeccionados con detalle y el acceso de los aficionados se volvió más lento. Unas 5.000 personas permanecían fuera del recinto cuando el partido ya estaba en marcha.
No era la primera vez que Trump acudía al US Open. En 2015 había presenciado un encuentro entre Venus y Serena Williams y también recibió abucheos. Su regreso, diez años después, ocurrió en un momento en que su figura política continúa generando división en Nueva York, su ciudad natal.
Los jugadores intentaron restar importancia a la visita. Carlos Alcaraz señaló en rueda de prensa que “es un privilegio que el presidente de un país apoye un torneo”, aunque admitió que trató de no pensar demasiado en ello para no distraerse de su desempeño en la cancha.

Reacciones fuera y dentro del recinto
El episodio no se limitó a lo deportivo. Un grupo de manifestantes de la organización Refuse Fascism se concentró en las inmediaciones de la estación de metro Mets–Willets Point, a unos 500 metros del estadio, con pancartas y consignas contra Trump. El Comité Organizador del US Open solicitó a las cadenas de televisión evitar mostrar imágenes de protestas o expresiones hostiles hacia el mandatario durante la transmisión, lo que generó polémica en medios y redes sociales.

Con 23.700 espectadores en la pista central y una audiencia global siguiendo el encuentro, la final del US Open se convirtió en un escenario donde deporte y política se entrelazaron una vez más. El regreso de Trump al tenis, lejos de pasar inadvertido, dejó en claro que su figura continúa generando divisiones incluso en eventos diseñados para celebrar la competencia deportiva.