Los restaurantes de comida mexicana en Estados Unidos enfrentan un periodo crítico a ocho meses del inicio de la administración de Donald Trump. La fuerza de las políticas migratorias y la ocurrencia de redadas en varias ciudades han generado un clima de temor entre los migrantes. Las cifras muestran que son el grupo que más consume en estos establecimientos.
El descenso en la afluencia de comensales alcanza hasta el 40%, según reportan los propios empresarios. Este comportamiento ha afectado directamente las ventas, y si bien los pedidos a domicilio han mostrado un incremento marginal, no compensan la pérdida de clientes en los locales.
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La reducción de consumo ha derivado en ajustes operativos: menos turnos para el personal, compras limitadas a proveedores y recortes en los costos generales de operación.
Impacto en la comunidad y la economía por las políticas migratorias
El miedo a ser detenido ha transformado la rutina de los migrantes. Muchos optan por no salir de noche, evitan restaurantes y priorizan comidas en casa, alterando la dinámica de consumo habitual. Este efecto se refleja en toda la cadena productiva: los proveedores reciben menores pedidos, se contrata menos personal y la circulación económica se ve disminuida.

Fuente: ICE
Los restauranteros destacan que su labor trasciende lo económico. Para los migrantes, estos locales representan un vínculo con sus raíces, un medio para preservar tradiciones y un punto de encuentro familiar y comunitario.
Pese a la adversidad, los empresarios buscan alternativas para sostener sus negocios. Estrategias de promoción, menús especiales y presencia en plataformas digitales se suman a los esfuerzos, aunque reconocen que la recuperación de la confianza de la comunidad es la condición principal para reactivar la actividad.