El gobierno de Corea del Sur inició un plan de acción para mitigar los posibles efectos del nuevo esquema arancelario que México presentó la semana pasada. Seúl reconoce que las medidas podrían afectar de manera considerable a sus conglomerados industriales, sobre todo en el sector automotriz, de autopartes y de electrodomésticos, donde empresas como Hyundai, Kia, Samsung y LG concentran gran parte de su presencia en el país.
México busca blindar su industria
El plan mexicano contempla aumentos de hasta 50 % en importaciones de automóviles, acero, aluminio, autopartes y aparatos electrónicos. La medida tiene como objetivo fortalecer la producción nacional y frenar prácticas de “dumping” en países con los que México no firmó tratados de libre comercio, entre ellos Corea del Sur, China e India.
El Congreso de la Unión deberá aprobar el paquete antes del 15 de noviembre, con la mira puesta en aplicarlo a partir de 2026.
La iniciativa se produce en un contexto internacional complejo. Diversos analistas advierten que la política mexicana responde también a la presión de Estados Unidos, que busca limitar la entrada de productos asiáticos baratos al mercado regional. Sin embargo, la presidenta Claudia Sheinbaum negó cualquier injerencia externa y sostuvo que la decisión responde exclusivamente a la necesidad de proteger a la industria nacional.

Estrategia de Seúl antes los aranceles de México
El Ministerio de Comercio surcoreano reunió en Seúl a representantes del sector público y privado para evaluar riesgos. Tras el encuentro, informó que mantendrá vigilancia permanente sobre el tema y que trabajará junto con empresas y autoridades mexicanas para reducir el impacto económico.
Aunque la reacción fue cautelosa, Corea del Sur confía en que sus compañías puedan beneficiarse de programas de exención, como ocurrió durante los aumentos arancelarios de 2023 y 2024.
El sector de autopartes aparece como el más vulnerable, al ser el principal producto surcoreano exportado a México. Una posible alza en costos no solo complicaría la operación de las firmas en el mercado local, sino que también pondría en riesgo la cadena de suministro hacia Estados Unidos y Canadá, donde se apoyan en el T-MEC para mantener ventajas comerciales.
La postura de Corea del Sur contrasta con la de China, que reaccionó de inmediato con advertencias sobre la defensa de sus intereses. Mientras tanto, Seúl prefiere mantener una línea de diálogo y explorar alternativas que permitan proteger la inversión y conservar su lugar como uno de los principales socios comerciales de México en América Latina.